Los proyectos insignia de energías limpias de la CFE, la modernización de turbinas de 14 hidroeléctricas y la instalación de una central fotovoltaica en Sonora, no serán suficientes para alcanzar las metas de transición energética para 2024.
Ciudad de México, 25 de diciembre (SinEmbargo).– Con el arranque del Plan de Modernización de Centrales Hidroeléctricas la Comisión Federal de Electricidad (CFE) generará 248 MW más de los 12 mil MW que ya produce con la fuerza del agua. Pero incluso sumando los 1,000 MW que abonará la central solar en Puerto Peñasco, Sonora, será insuficiente para cumplir con las metas de transición energética para 2024, estimaron analistas.
Las hidroeléctricas que están en proceso de modernizar con turbinas más eficientes, para incrementar por 50 años más su vida útil, son Peñitas (420 MW actuales), La Angostura (900 MW) y Malpaso (1,080 MW) en el río Grijalva de Chiapas; El Caracol (600 MW) en Guerrero; La Villita (320 MW) y El Infiernillo (1,200 MW) en Michoacán; Mazatepec (220 MW) en Puebla; Zimapán (292 MW) en Hidalgo; y Humaya (90 MW), Amata y los proyectos Santa María y Picachos en Sinaloa, detalló en entrevista Héctor Sánchez López, consejero independiente de la CFE.
«Vamos en la ruta de la transición energética», dijo. «Tendremos una generación de un 10 por ciento más (800 MW más) de lo que daban las plantas hidroeléctricas y eso lo vamos sumando a energías limpias que da la CFE», calculó.
Por ahora sólo iniciaron el camino para 248 MW más. El 30 de noviembre la Comisión dio un contrato por 893 millones de dólares al consorcio liderado por la austriaca Andritz para la modernización de 9 de las 14 hidroeléctricas que ha anunciado el Presidente Andrés Manuel López Obrador, es el caso de El Caracol, Humaya, Mazatepec, El infernillo, La Villita, Peñitas, Malpaso, Angostura y Zimapán, cuyos trabajos se inaugurarán a lo largo del 2023 e inicios del 2024.
Además, hace un año el Gobierno federal retomó la construcción de la presa «Santa María» en El Rosario, al sur de Sinaloa, un proyecto con una inversión pública de 16 mil millones de pesos a cargo de la empresa ICA para generar 30 MW de electricidad, abastecer a 430 mil personas y tener distritos de riego para 24 mil hectáreas en el granero del país. Al 20 de diciembre, lleva un 36 por ciento de avance, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
«Vamos a inaugurar en diciembre de 2023 la presa y yo espero que también la planta generadora de energía con las turbinas para aprovechar el agua, porque es la mejor manera de generar energía. Es barato y no se contamina», dijo el Presidente desde la obra en septiembre pasado.
Ese mismo día también visitó la presa «Picachos» para riego agrícola, donde también se pondrán turbinas para producir energía eléctrica, pero no se han dado detalles sobre la cantidad que generará.
No obstante, analistas energéticos han descartado que con esa generación extra se cumpla el compromiso de la Ley de Transición Energética para 2024 de una participación de 35 por ciento de energías limpias en la generación de energía eléctrica total, porque es de poca capacidad, sobre todo las presas de Sinaloa que generan menos de 30 MW.
«Entre las hidroeléctricas (248 MW más) y la solar (1,000 MW más hasta 2028) aportarán unos 1,248 MW, que es menos del 10 por ciento de los 14,000 MW más para la meta hacia 2024», comentó Víctor Ramírez Cabrera, vocero de la Plataforma México, Clima y Energía. «De aquí a 2024 no instalarán nada de nuclear y sólo menos de 100 MW de geotermia».
SinEmbargo informó previamente que la CFE y el Gobierno de Sonora aprobaron instalar de 2022 a 2028 una central de energía solar de 1,000 MW en Puerto Peñasco, al noroeste del estado, para aprovechar la radiación del Gran Desierto de Altar y alumbrar al menos a millón y medio de sonorenses y bajacalifornianos. Este megaproyecto tendrá que obtener el permiso ambiental, ya que la línea de transmisión pasará cerca del Área Natural Protegida Reserva de Pinacate, y sortear zonas sagradas de pueblos como los Pápagos y los Seris.
El analista Pablo Zárate ha calculado que para cumplir las metas ambientales se requerirían 11 CFE. «Lo que la CFE ha logrado prometer (aún está por verse si logra cumplir) no es ni 9 por ciento del total», expuso.
Al regreso de la Cumbre de Líderes de América Latina, el Presidente López Obrador dijo que le planteó al Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, que la empresa Hydro-Québec coopere en la modernización.
«Ellos tienen una empresa pública como la CFE y se planteó una posibilidad de que establezcan un acuerdo para modernizar hidroeléctricas», informó en Palacio Nacional.
«NO REQUERIRÁ PERMISOS»
Tras presión social y acciones legales, el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) suspendió el proyecto de la hidroeléctrica La Parota, planeado en el río Papagayo en Guerrero. El Presidente Andrés Manuel López Obrador lo canceló en 2019 luego de que hubo 16 campesinos opositores presos.
La Association for Environmental Defense (AIDA) documentó que esa obra desplazaría cerca de 25 mil personas por la inundación de sus tierras y aún así hubo fallas en los procesos de consulta a comunidades indígenas y campesinas afectadas, así como graves huecos en el estudio de impacto ambiental que ignoraron los posibles riesgos sísmicos.
La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) se presentó en 2004 ante la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat), que entonces la autorizó de manera condicionada incluyendo la creación de un Área Natural Protegida y la proyección e implementación de programas de rescate y reubicación de fauna en riesgo, así como programas de reforestación, y manejo y monitoreo ambiental.
Otro caso de impacto socioambiental de una hidroeléctrica es la del Paso de la Reina en la costa chica de Oaxaca. La CFE comenzó en 2006 a planear su instalación en el río Verde sin una consulta indígena libre, previa e informada. Los opositores al proyecto Fidel Heras Cruz y Jaime Jiménez Ruiz fueron asesinados.
Sin embargo, el Consejero independiente de la CFE, Héctor Sánchez, afirmó que el plan integral de modernizar las hidroeléctricas no requerirá autorizaciones al no tener que construir centrales nuevas. La única presa en construcción es la de Santa María en Sinaloa, cuyo avance va en 36 por ciento sin contratiempos estimados por la empresa ICA.
«No se requieren permisos ni autorizaciones de algún órgano porque no es un nuevo proyecto, sino simplemente se van a meter turbinas y generadores más eficientes que permitan que con la misma infraestructura hidráulica que se tiene se genere más energía», aseguró.
No obstante, la crisis climática podría impactar la seguridad y productividad de las presas por cambios drásticos en precipitaciones y sequías. El 2019, 2020 y la mitad del 2021 fueron años consecutivos secos con lluvias por debajo del promedio, y el potencial hidroeléctrico de México está en función del almacenamiento de las presas dependiendo de la precipitación y los escurrimientos en las distintas regiones del país.